MacBook Air 2022

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El mayor rediseño en años no es la única sorpresa del nuevo Air.

Tenemos nuevos MacBook Air. Pero nuevos de verdad. Tras el lanzamiento de los modelos basados en el chip Apple M1 en noviembre de 2020, la firma ha querido dar un nuevo y aún más potente puñetazo en la mesa con los MacBook Air M2 (2022).

La pregunta, claro, es si lo consigue. Las intenciones aquí son buenas e incluso valientes: Apple renuncia al diseño cuña y convierte este Macbook Air casi en un MacBook Pro ‘Lite’ en el que la delgadez es —junto a un chip M2 con luces y sombras— protagonista. El problema es que aunque lo es en el buen sentido, también lo es en el malo. Veamos por qué.

Ficha técnica del MacBook Air M2 (2022)

PANTALLALCD IPS Liquid Retina de 13,6 pulgadas (2.560 x 1.664 puntos), 500 nits y tecnología de reproducción del color True Tone
PROCESADORApple M2 con 8 núcleos de CPU (4 de alto rendimiento y 4 de alta eficiencia), 8 núcleos de GPU, Neural Engine de 16 núcleos y 100 GB/s de ancho
de banda de memoria
MEMORIA PRINCIPAL8 GB de memoria unificada (configurable con hasta 24 GB)
ALMACENAMIENTOSSD de 256 GB (configurable con SSD de hasta 2 TB)
SONIDOCuatro altavoces
Compatibilidad con audio espacial al reproducir música o vídeo con Dolby Atmos en los altavoces integrados
Audio espacial con seguimiento dinámico de la cabeza al usar los AirPods (3.ª generación), AirPods Pro y AirPods Max
Conjunto de tres micrófonos con tecnología beamforming direccional
CÁMARAFaceTime HD 1080p
CONECTIVIDAD1 x MagSafe 3, 2 x Thunderbolt/USB 4 y 1 x jack de 3,5 mm
CONECTIVIDAD INALÁMBRICAWi-Fi 6
Bluetooth 5.0
SISTEMA OPERATIVOmacOS Monterey
BATERÍABatería de polímeros de litio de 52,6 vatios hora
Adaptador de corriente USB‑C de 30 W (incluido con el M2 con GPU de 8 núcleos)
Adaptador de corriente con dos puertos USB‑C de 35 W (incluido con el M2  con GPU de 10 núcleos y 512 GB de capacidad, opcional con el M2 con GPU  de 8 núcleos)
AUTONOMÍAHasta 18 horas de reproducción de vídeo en la app Apple TV
Hasta 15 horas de navegación web inalámbrica
COLORESPlata, blanco estrella, gris espacial y medianoche
DIMENSIONES304,1 x 215 x 11,3 mm
PESO1,24 kg

Adiós, formato cuña: fue bonito conocerte

En noviembre de 2020 Apple planteaba su particular revolución en el mundo de los microprocesadores. Presentaba su familia de chips Apple Silicon y su primer integrante, el Apple M1.

Aquel chip debutó en los MacBook Air M1 y los Mac mini M1, pero al hacerlo Apple tomó una decisión singular: los diseños de esas máquinas eran prácticamente idénticos a los que tenían las versiones anteriores basadas en chips de Intel. Los cambios en el diseño externo tendrían que esperar.

Esos cambios llegan ahora. Lo hacen en primer lugar con este MacBook Air M2 que desde luego plantea un cambio importante respecto a un diseño que llevaba con nosotros más de una década.

El formato cuña —que luego vimos cómo otros fabricantes también usaban en sus modelos— desaparece definitivamente y los nuevos MacBook Air tienen un diseño mucho más homogéneo en grosor, quizás menos reconocible.

Eso choca, porque uno podría confundir estos equipos con los MacBook Pro. Estos últimos son más gruesos y desde luego algo más grandes por sus diagonales, pero uno podría pensar tranquilamente que estos MacBook Air M2 son en realidad algo así como unos MacBook Pro ‘Lite’.

Arriba, el MacBook Air M2 (2022). Abajo, el MacBook Pro de 14 pulgadas.

Eso es especialmente cierto con el MacBook Pro de 14″ (2021), que si uno observa de frente y cerrado es prácticamente idéntico a este nuevo MacBook Air M2 (2022). Es cuando uno empieza a mirar sus laterales cuando las cosas cambian: mientras que el modelo Pro ofrece una amplia variedad de puertos, el MacBook Air se queda —como antaño— algo corto.

Así, en estos modelos Apple vuelve a centrarse en la conectividad USB-C con dos puertos con interfaz Thunderbolt/USB 4 en el lateral izquierdo y un puerto de auriculares —con soporte de cascos de alta impedancia— en el lateral derecho. Aquí nos hubiera gustado ver al menos un puerto USB-C en cada lateral (o un tercer puerto en el lateral derecho), pero Apple no da opciones aquí. Como siempre, son lentejas.

La buena noticia nos la da el retorno del conector MagSafe, una tecnología que jamás debería haber dejado de estar ahí y que desde luego aporta mucha comodidad y tranquilidad a la hora de cargar el portátil. Esa forma casi mágica en la que el conector se acopla al puerto sigue maravillando como el primer día, y es una gran noticia que Apple nos haya devuelto esta opción.

La mala es que solo tenemos esos puertos. La alegría que nos llevábamos con la vuelta de un buen conjunto de puertos en los MacBook Pro de 14 y 16 pulgadas desaparece aquí, y por no tener no tenemos ni la útil —para muchos— ranura para el lector de tarjetas SD y micro SD.

Una vez abrimos el portátil —la bisagra sigue siendo igual de efectiva que siempre y permite abrir la tapa hasta unos 130º con un solo dedo— nos encontramos con esa nueva pantalla Liquid Retina —hablamos de ella más adelante— y también un teclado de tamaño completo que parece exactamente el mismo que el del MacBook Pro de 14 pulgadas.

Hay una pequeña diferencia, no osbtante: entre las teclas el color no es negro, sino es el color del chasis elegido por el usuario. La retroiluminación sigue siendo —como era ya la norma en anteriores MacBook— excelente, y el sensor que determina la intensidad de ese apartado se comporta a la perfección.

Atrás quedaron afortunadamente los problemáticos teclados de mariposa, y aquí estamos ante un teclado funcional y con una respuesta estupenda. Las teclas son generosas incluso en la fila superior de teclas de función, y destaca también esa tecla de encendido que dobla su función para convertirse también en un versátil lector de huella dactilar con tecnología Touch ID.

En trackpads hay pocas sorpresas: Apple lleva tiempo siendo referente en este apartado y el del MacBook Air M2 no es una excepción. El tamaño es estupendo, pero también lo son el tacto y respuesta, y aquí la empresa no necesita hacer florituras. Si funciona, ya se sabe, no lo toques.

Nuevos colores y un peso que engaña

Además de los dos colores ya tradicionales —plata y gris espacial— es posible encontrar el macBook Air en color medianoche y “blanco estrella”. Este último es el que hemos probado nosotros, y la verdad, tiene poco de blanco y mucho más de color dorado o champán pálido. Esconde bien las huellas y probablemente también los potenciales arañazos al ser un color claro, pero resulta —a nuestro parecer— menos vistoso que el resto de opciones.

En las dimensiones Apple ha logrado hacer una compactación destacable: es algo un poco más profundo que sus predecesores, pero aquí a Apple parecía interesarle especialmente hacerlo más delgado y ligero.

Los 11,3 mm de grosor hablan por sí solos: este MacBook Air es desde luego más grueso que un iPad Pro (el de 12,9 tiene un grosor de 6,4 mm), pero recuerda un poco a él y la impresión es realmente la de que estamos ante un prodigio de la delgadez.

También estamos ante un equipo que sobre el papel es más ligero que su predecesor: pasamos de 1,29 a 1,24 kg. La reducción es mínima, y lo cierto es que el dato engaña, porque esa compactación extrema del MacBook Air M2 hace que estemos ante un equipo… denso.

Puede ser delgado, sí, pero está claro que el interior está muy aprovechado y al cogerlo puede sorprender que sin ser desde luego muy pesado estemos ante un equipo más contundente de lo que podría parecer.

Pantalla: al MacBook Air le ha salido un notch

A muchos la aparición de la muesca o el ‘notch’ en aquel iPhone X nos pareció horrenda, pero lo cierto es que con el tiempo se convirtió en una buena solución de compromiso para este smartphone y sus sucesores: no solo estaba ahí para la cámara frontal, sino (sobre todo) para reservar sitio para los sensores implicados en ofrecer la tecnología Face ID.

La idea de Apple acabó contagiando al mercado y otros muchos móviles acabaron adaptándola rápidamente. Lo hacían por las razones equivocadas y afortunadamente acabaron dejando atrás aquella tendencia, pero en Apple no solo acabaron manteniendo esa muesca en sus móviles: la “exportaron” a otros productos.

Así, vimos el notch en los los MacBook Pro (2021) y ahora, cómo no, en los nuevos MacBook Air. Tanto en los unos como en este otro existe un problema: el notch no resuelve ningún problema en especial. Solo alberga la webcam, lo que hace que su tamaño resulte desproporcionado para cumplir esa misión. No hacía falta tanto.

Pero Apple parece tener claro que esta es la característica definitoria de sus nuevos equipos. Está por ver si se trata de algo transitorio o no —se habla de un hipotético iPhone 14 Pro sin notch— pero lo cierto es que el MacBook Air no necesitaba esta muesca. Afortunadamente la tendencia no ha acabado contagiando a otros fabricantes de portátiles. Al menos, por ahora.

Los vídeos de YouTube y otros muchos contenidos de vídeo acaban creando las franjas verticales por estar en formato 16:9, algo que favorece la “desaparición” del notch.

El marco superior —sin contar ese notch— es reducido pero da la impresión que esa webcam bien podría haberse integrado en él, aunque quizás habría sido necesario ampliarlo ligeramente. Sea como fuere este MacBook Air se diferencia también de sus antecesores por ese elemento, y la pregunta, claro, es si molesta o no tenerlo.

Lo cierto es que no lo hace, o al menos no nos hemos encontrado con situaciones en que lo haga. Puede chocar ver cómo el menú de las aplicaciones a menudo “se frena” y llega justo hasta ese punto, pero no es algo grave.

Aquí Apple tiene la ventaja de que en macOS el menú de las aplicaciones no forma parte de la ventana de la aplicación, sino que siempre está integrado en esa eterna barra superior del sistema.

Eso hace que el notch quede en muchas situaciones disimulado, y es algo así como esa vieja cicatriz que tienes en tu cuerpo: no molesta, pero siempre está ahí, rompiendo una estética que de otro modo hubiera sido más uniforme.

Lo que sí es cierto es que Apple aquí ha dado un salto de calidad interesante en cuanto al sensor utilizado para la webcam. Estamos por primera vez ante un MacBook Air con una cámara capaz de grabar a 1080p, lo que hace que junto al procesado de imagen del M2 la calidad de imagen sea mucho más decente.

Los micrófonos también se comportan de forma notable, y lo cierto es que las videoconferencias con este equipo ganan terreno respecto a las que se proporcionaban con anteriores modelos.

Es una lástima que no contemos con la característica Center Stage que permite mantener al usuario siempre encuadrado, y como decimos el tamaño de la muesca parece invitar a que Apple hubiera dado alguna que otra sorpresa aquí. ¿Está preparándonos Tim Cook para un futuro MacBook Air con Face ID? Difícil saberlo, pero desde luego esa webcam, que cumple más y mejor que su antecesora, sigue pareciendo poca cosa para ese notch.

Una pantalla que cumple pero no emociona

Más allá del debate sobre la presencia de esa muesca, estamos ante una pantalla que decepciona por especificaciones pero que cumple en la práctica. El elevado precio de estos equipos podría hacer pensar que Apple aquí interga pantallas Mini LED e incluso tecnologías de frecuencia adaptativa como Pro Motion, pero en realidad no hace nada de eso.

Estamos aquí ante un panel LED IPS con una diagonal que se estira un poco respecto a los modelos anteriores: llega a las 13,6 pulgadas y cuenta con una resolución de 2.560 x 1.664 puntos. Lo normal sería 2.560 x 1.600 para un formato 16:10, pero al estirar la diagonal también hemos ganado esos 64 píxeles verticales que están íntegramente dedicados a dar cabida al notch a y a esa barra de menú superior.

El comportamiento del panel es impecable gracias en parte a su brillo máximo, que sube a los 500 nits y permite usarlo sin problemas en exteriores.

Trabajar con el MacBook Air M2 incluso con ese sol de justicia que ha sido protagonista este verano es perfectamente factible, y eso es de agradecer. El acabado de la pantalla, eso sí, es brillante, lo que hace que los reflejos puedan dar algún que otro problema.

Es una verdadera lástima (por no decir otra cosa con este precio, insistimos) no contar con soporte Pro Motion, pero al menos sí podemos disfrutar de la tecnología True Tone que permite adaptar la temperatura del panel para que los colores se ajusten más a la sala donde usemos el equipo.

Esas pequeñas rejillas para los altavoces están realmente bien escodidas en la bisagra del equipo.

Es también importante destacar cómo los altavoces se comportan de forma decente. Aquí Apple ha aprovechado el teclado, pero también unas pequeñas rejillas en la bisagra que apenas se pueden ver cuando desplegamos la pantalla. Desde esas rejillas el sonido se refleja en la pantalla para llegar al usuario.

La calidad del sonido es buena: el volumen máximo es adecuado y no presenta demasiadas distorsiones, aunque los graves son un poco más bajos de lo que nos gustaría. Aún así y dado el espacio disponible, el comportamiento es notable. Además está la posibilidad de usar la toma de auriculares e incluso de conectar modelos de alta impedancia para ganar aún más enteros en ese terreno, algo que es de agradecer.

Conectividad y puertos: limitaciones discutibles

En la hoja de especificaciones de estos nuevos MacBook Air M2 hay varios elementos que llaman la atención, y no precisamente de forma positiva. Apple es maestra en sacar a relucir sus virtudes y esconder sus defectos, y este equipo no es una excepción.

Ocurre por ejemplo en el apartado de la conectividad: un equipo que parte de los 1.519 euros debería probablemente aspirar a lo mejor en conectividad, pero estamos ante el soporte Wi-Fi 6 (pero no Wi-Fi 6E) y también ante un estándar Bluetooth 5.0 cuando los competidores suelen integrar chips Bluetooth 5.2.

No es algo especialmente grave, eso es cierto: las tasas de transferencia inalámbricas vía Wi-Fi son respetables y es cierto que la adopción del estándar Wi-Fi 6E es aún lenta, pero no contar con esa opción hace que esta propuesta de Apple sea algo menos ‘futureproof.

Ya hemos hablado de la escasa oferta en puertos, pero es que además los puertos USB-C presentes cuentan con interfaz Thunderbolt 3 (no 4, con transferencias el doble de rápidas y soporte para más potencia de carga, por ejemplo).

Aquí hay una curiosidad: estamos ante el primer Mac en años que dice adiós a cualquier chip de Intel. No hablamos de los procesadores: ese gigante aún proporcionaba por ejemplo unos controladores para la conectividad Thunderbolt 3 y USB4, pero ahora esos chips han sido sustituidos por alternativas diseñadas y fabricadas por Apple, que rompe así de forma total con su dependencia de Intel.

No es la única limitación curiosa del equipo: los equipos con los chips Apple M1 y M2 —este último incluido— solo ofrecen soporte para un único monitor externo. Uno podría esperar de nuevo que con el nuevo chip y este precio Apple mejorara ese apartado en el MacBook Air M2, pero no ha sido así.

¿Cuál es el problema? Pues como explicaba Hector Martin (@marcan42), máximo responsable del desarrollo de Aashi Linux, los controladores de pantalla de Apple son muy especiales y los chips “básicos” no tienen suficiente espacio en la die. Los M1 Max por ejemplo dedican más silicio a esos controladores que a los núcleos de CPU, pero esa mejora, como explica este desarrollador, no sale gratis en absoluto.

Rendimiento: no decepciona, pero tampoco sorprende

El nuevo MacBook Air es el primero en el que debuta la segunda generación de chips de la familia Apple Silicon. Estamos pues ante el primer producto basado en el Apple M2, un SoC con arquitectura ARM del que llevamos hablando mucho tiempo y que finalmente no ha sido tan llamativo como podría esperarse.

Quizás las expectativas eran demasiado altas tras el lanzamiento en 2020 de los Apple M1. Aquellos chips planteaban una revolución colosal y demostraban por primera vez que un chip ARM podía competir con los chips x86-64 de Intel y AMD en equipos de sobremsa y portátiles.

Las cosas fueron incluso a más con la salida de los M1 Pro, M1 Max y sobre todo los recientes M1 Ultra que llevaban la microarquitectura de esos chips a su máxima expresión en términos de rendimiento. Si querías potencia, esas opciones te la daban.

Los esperados Apple M2 no tienen mucho que ver con esas últimas versiones supervitaminadas del M1. Son de hecho una evolución mucho más tímida de lo que uno podría esperar, y aquí Apple parece no haber querido forzar demasiado la máquina y plantear una mejora iterativa bastante modesta para sus nuevos SoC.

Este Apple M2 llega de momento en dos variantes para el MacBook Air. En todos los casos tenemos una CPU con ocho núcleos, de los cuales cuatro son de alto rendimiento y cuatro de alta eficiencia. Es en la GPU donde la cosa puede cambiar, y tenemos una versión con 8 núcleos y otra con 10 núcleos al que se puede optar en la configuración del equipo previo pago de 120 euros más.

La arquitectura básica no cambia respecto al M1, pero sí lo hacen las frecuencias de reloj: los núcleos de alta eficiencia pueden llegar a los 2,4 Ghz (antes 2,1 GHz) y los de alto rendimiento pueden llegar a los 3,48 GHz (antes 3,2 GHz).

A esa vuelta de tuerca se le une una mejora aún más relevante: el uso de memoria LPDDR5x en lugar de la anterior LPDDR4x, que permite mejorar el ancho de banda de la memoria, que pasa de 68,25 a 100 GB/s. Además es posible configurar estos equipos con hasta 24 GB de memoria unificada (lo que uno llamaría tradicionalmente “memoria RAM”) cuando en los anteriores equipos el límite eran los 16 GB.

Con la GPU pasa algo parecido: la arquitectura probablemente ha cambiado sensiblemente —Apple no ha dado datos al respecto—, pero lo que seguro que sí lo ha hecho la frecuencia de reloj, que en los núcleos gráficos puede llegar a los 1.398 MHz cuando en el M1 era de 1.278 MHz.

¿En qué se traduce eso? En mejoras de rendimiento apreciables, pero no espectaculares. Eso se ve en las pruebas sintéticas que hemos realizado, y que podemos comparar con los resultados de un Mac mini M1 y también tanto con el MacBook Pro M2 como con el MacBook Air M2 de 512 GB que analizaron nuestros compañeros de Applesfera.

Una de las pruebas más comunes en este ámbito es Cinebench R23, que permite comparar el avance realizado tanto al poner a trabajar todos los núcleos como uno solo. En multinúcleo el MacBook Air M2 se comporta de forma superior al Mac mini con el M1, pero su rendimiento baja con respecto al MacBook Pro de 13 pulgadas con el M2 que apareció algo antes.

El rendimiento de la GPU también sube enteros frente al M1, pero también es interesante ver cómo una GPU de 10 núcleos (como la presente en el MacBook Pro M2 como en el MacBook Air de 512 GB) también hace que esas puntuaciones en el test 3DMark Wild Life también se vean impulsadas.

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